martes, 5 de abril de 2016

Fundamentos

La Cordillera Negra pasa por las alturas del distrito Cáceres del Perú. Desde la plaza de armas de Jimbe se la puede avistar transcurriendo de Este a Norte. En nuestro territorio distrital se encuentran las cimas más elevadas de esta cordillera: el Coñocranra (5181 m) y el Fleripunta (5070 m). Incluidas estas dos, existen cinco cimas cincomiles.

En sus hondas quebradas se alojan alrededor de 30 lagunillas cuyos espejos superan la media hectárea. La mayor de estas lagunillas es Huirí atto (o Atun Huirí) con dimensiones de 950 x 300 m.
Al menos ocho lagunillas presentan diques construidos recientemente, y otras tantas muestran vestigios de diques construidos en épocas prehispánicas. La mayor de las lagunas que poseen diques vigentes es Mamancocha (en Mátar), con un dique de 9 metros de altura y un espejo de 800 x 300 m aproximadamente. En su máximo aforo contiene 2,5 millones de metros cúbicos (más de la mitad de capacidad que la laguna de Motocachi).

Si represáramos Atum Huirí con un dique de 10 m de altura podríamos almacenar 3,0 millones de cubos de agua. Existen otras tres lagunas que pueden almacenar en conjunto otros 3,0 millones de cubos. El promedio de superficie de los restantes 20 espejos de agua es de 100x120 m (1,2 hectáreas). Juntas equivalen a un espejo de 24 hectáreas. Si elevamos sus espejos mediante diques de 3 metros de altura obtendremos una capacidad de 0,7 millones de metros cúbicos adicionales.

En total, las lagunas altoandinas de Cáceres del Perú, podrían almacenar más de nueve millones de metros cúbicos de agua, un equivalente a dos veces el máximo aforo de la laguna de Motocachi (4,5 millones).

El costo de la laguna de Motocachi fue de 4,6 millones de soles; esto equivale a 1 sol el metro cúbico. A modo de comparación, un represamiento de laguna altoandina proyectado por el Estado se estima en 3,0 millones de soles; esto equivaldría a 1,12 soles el metro cúbico en el caso de Mamancocha y 1,0 sol en el caso de Atum Huirí.

Pero, para el caso de lagunas con menor capacidad (bajo presupuesto de un millón de parte del Estado) el costo por metro cúbico se incrementa entre 4 y 10 soles para las lagunas medianas. Para las de menor capacidad, la inversión formal del Estado se torna impracticable.

En contraposición a los costos de los constructores de la represa de Motocachi y de los planificadores del Estado, los comuneros de los caseríos altoandinos han construido tres lagunas del sistema Mátar con un estimado de trescientos mil soles (¡de su propio peculio!) en levantar diques a Mamancocha, Chopincocha y Quepancocha, sumando entre las tres una capacidad de 3,5 millones de cubos, lo cual representa un costo de 0,09 soles por metro cúbico de almacenaje. Doce veces más barato que si lo hiciera el Estado y once veces más barato que la empresa privada.

Es importante considerar el hecho palpable de la ineficacia del Estado en la construcción de diques altoandinos. Nuestros alcaldes prometían construir diques durante su campaña, y fallaban a su promesa, tal vez no por un propósito de engañar... Es que al abordar el tema se encontraban con que existen infranqueables limitaciones legales y de presupuesto. Y las veces en que se ha emprendido acciones para concretar un proyecto, éste se ha quedado en costosos estudios fallidos, o en abandono del proyecto. En cambio, los comuneros sí han construido diques con su propio peculio. Por tanto, la estrategia exitosa será proveer recursos a los comuneros, siempre bajo el espíritu de aportaciones comunales o solidarias, nunca asignando presupuestos públicos o privados (los cuales hemos visto que fracasan).

Para realizar un represamiento los comuneros aportan cada uno una cuota de arena y bolsas de cemento y las transportan hasta el mismo lugar de la obra. Una vez allí prestan su fuerza de trabajo, también por cuotas, o pagan su parte correspondiente a los maestros de obra y albañiles.

Cuando uno conversa con los comuneros para ofrecerles apoyo ellos sólo piden cemento, que ellos ponen el resto. Saben que con esto sus terrenos podrán cultivarse. Es como si se les regalase nuevas tierras.

Hay lagunas pequeñas cuyos diques requieren entre 100 y 600 bolsas de cemento, un máximo de 15 mil soles. La arena la recogen del lecho de los ríos. Con esos elementos ellos suben y realizan la proezas de almacenar el agua que aprovechará toda la cuenca.

Un proyecto solidario podría proveerles los recursos básicos: el cemento, la alimentación durante esos días para el trabajador y sus familias, un campamento e indumentaria para soportar el rigor de la cordillera y enfermería. En base a estas estimaciones, el presupuesto para el Proyecto Piloto a realizarse en 2017 es de 40 mil soles, los cuales se reunirían exclusivamente mediante las aportaciones individuales y colectivas de los pobladores de toda la cuenca, prescindiendo ¡a rajatabla! de financiamiento público y privado.

La experiencia del Proyecto Piloto servirá de base para el impulso del Programa de Represamiento de lagunas altoandinas y Forestación en la Provincia del Santa.


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